Las empresas españolas aún no han conseguido adaptarse a la era 2.0, cuando ya hablamos de industria 4.0, IoT, el 5G y el futuro móvil, robótico y autónomo. Todos estos componentes precisan de un nivel elevado de madurez digital que los negocios españoles no consiguen alcanzar. Por supuesto que en este país existe un movimiento hacia ese infinito que se plantea. Además, no debes caer en el error de pensar que la transformación digital es solo cuestión de grandes empresas.
Afortunadamente, existe un cupo de startups con una impronta muy disruptiva, que están dispuestas a romper el molde de la “costumbre” dentro de los modelos empresariales españoles. Estas pequeñas compañías ya nacen con un grado de madurez digital, que les permite encontrar nichos de mercado y situarse en un buen puesto en cuanto a competitividad y productividad. El problema es que, a excepción de honrosos ejemplos, los niveles de madurez digital del entramado empresarial español están en pañales.
¿Qué es la madurez digital?
Solo el 6% de las organizaciones de España consiguió la maduración suficiente en 2017 tan necesaria para poder usar los recursos tecnológicos como un acicate para poder resultar competitivas. Estos son los datos presentados a través de un informe de IDC Research España.
Parece tremendamente importante superar los niveles de madurez digital para conseguir empresas rentables, que no estén abocadas a la desaparición y la invisibilidad. ¿Pero qué es eso de la madurez digital? La concepción va estrechamente ligada a la de transformación digital. Se puede decir que esta madurez es una especie de techo de digitalización al que desea llegar cualquier empresa, cuyos dirigentes tengan los pies firmemente anclados al siglo XXI.
De todos modos, aun cuando el negocio se encuentre en el estado más avanzado de los niveles de madurez digital, este proceso de transformación digital no para. Las tecnologías digitales serán adoptadas a tiempo para que se consigan las mejores cotas de funcionamiento de una empresa. A la vez deben contribuir a incentivar al máximo la satisfacción del cliente. Y, por último, actuarán como catalizadores para encumbrar la productividad y la cuenta de resultados.
Pero este proceso no terminará nunca. No importa si en este momento la empresa se encuentra en el nivel más alto. El grado de maduración en este aspecto, deberá ser revisado periódicamente, para poder ir adaptando a la empresa a las tecnologías que están por llegar y mantener su posición de liderazgo y su capacidad de engagement.
Sin embargo, nada de esto tiene sentido si la capacitación de los empresarios, gerentes y miembros de las plantillas no avanza a la vez que lo hace la modernización de sus empresas. De hecho, una de las definiciones más sencillas hace alusión a la combinación de dos factores. Uno de ellos es la magnitud digital de una organización y las decisiones que ha tomado una compañía a la hora de realizar inversiones en tecnología. El fin es aumentar su nivel de eficiencia y su grado de competitividad frente a clientes y competidores.
El otro factor al que hace alusión el nivel de maduración se ancla en la producción de líderes preparados para llevar a cabo la iniciativa y conducir al capital humano por el roadmap trazado por la empresa. Líderes y trabajadores deben estar capacitados para manejar y sacar el máximo provecho a las herramientas digitales que forman el parque tecnológico de la compañía.
¿Cómo realizar una medición de la situación de la plantilla?
El activo más importante de una compañía es el grupo de trabajadores que la conforman. A la hora de hablar de transformación digital, hay que hacer referencia a la necesidad de cambiar su manera de pensar y dotarlos de capacitación y recursos.
En este apartado también es preciso medir el grado de madurez digital que tienen todos los miembros de la plantilla. Lo primero que se necesita es saber cuál es el grado de digitalización que tienen organización y trabajadores. Para ello resultan fundamentales las encuestas, entrevistas y análisis de cada departamento que constituye la compañía. Conoceremos las habilidades tecnológicas y el grado de capacidad de cada empleado.
Antes de dar este paso es preciso trazar una hoja de ruta que aclare el nivel de habilidades que precisa cada departamento y cada trabajador. El fin es realizar una valoración del grado de conocimiento de reforma digital de los empleados en función de cuestiones como la edad, el CV académico o la sección en la que trabajan. Además se valorarán las tecnologías con las que ya se manejan y su actitud hacia los cambios.
Una vez determinados los resultados se tendrá que implementar, de un modo incuestionable pero no invasivo, un plan de mejora de conocimientos digitales. Es fundamental que los profesionales también consideren que forman parte de esa transformación digital.
¿En qué momento del proceso de transformación digital está mi empresa?
Una vez que se han analizado herramientas digitales y formación de recursos humanos, es fácil saber cuál es el grado de madurez digital de tu organización. Puesto que existe una clasificación, puedes hacer uso de ella.
Conservadoras – Nivel bajo
Son organizaciones capaces de valorar el panorama estratégico. Sin embargo, muestran reticencias a la hora de optimizar un proceso que les permita invertir en medidas necesarias para engancharse al carro de la modernización.
Principiantes – Nivel Medio
Estos negocios carecen de toda intención de tomar una determinación y adquirir conocimientos digitales. Además no cuentan con capacidad de liderazgo para una transformación eficaz.
Fashionistas – Nivel Alto
Son compañías con un indiscutible remanente de recursos digitales. Sin embargo, carecen de líderes que aseguren un correcto uso de las herramientas, por lo que puede que no se esté sacando partido de ello en uno o varios departamentos.
Digeratis – Nivel Excelente
Se trata de organizaciones que se han preocupado por adquirir las herramientas digitales que precisa su modelo de negocio. Las han implementado en todos los departamentos. Poseen altos niveles de madurez digital. El resultado es que tienen una media de rentabilidad superior al 25 % con respecto a sus competidores.
Si no sabes en qué nivel se encuentra tu compañía, desde Ricopia ponemos a tu disposición de las empresas como la tuya una Herramienta De Autodiagnóstico, a través del cual puedes saber en qué estado de digitalización se encuentran tus negocios. La madurez digital, sin duda, debe ser prioritaria.